Mis armas en el suelo
las murallas abiertas
y el viento del desierto que me rodea
llenando de polvo y arena
cada rincón de este alma,
antes fortificada,
ahora entregada.
Podrás
dejar la huella de tu planta en mis patios
saciar tu sed
en cada una de mis fuentes
y tomar mi pan
hasta calmar tu hambre.
Y si quieres hundirás los dedos
en el baúl de mis tesoros,
rodarán entre tus palmas
las piedras que me son preciosas,
las sedas y los linos,
cegarás tus ojos en el brillo de mis joyas
perfumarás tu cabello con mi esencia
y encontrarás en mis jardines flores
con que adornarte.
Todo eso te daré y,
cuando quedes harto,
dormirás en mi alcoba,
y descansarás
tu cabeza sobre mi pecho,
porque me he rendido, me he entregado,
porque a este corazón y este palacio
que ayer solo querían el silencio de la soledad,
les descubro hoy desfallecer
por oir en sus rincones
el sonido suave
de tus pasos.
PD: Referencia de la imagen: